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¡Bienvenido a Guardia Vieja, donde cada botella cuenta la historia de la pasión y la maestría en la elaboración del vino en el corazón de Mendoza! Sumérgete en nuestra bodega, donde los viñedos besados por el sol y las manos expertas trabajan en armonía para crear vinos que trascienden el tiempo.


 

En Guardia Vieja, la elaboración de nuestros vinos es un arte que comienza en los viñedos acariciados por el sol de Mendoza. Durante la cosecha, manos expertas seleccionan con esmero las mejores uvas Malbec de diferentes regiones, garantizando una materia prima de calidad excepcional.

Una vez cosechadas, las uvas viajan desde los viñedos hasta nuestra bodega, donde comienza la verdadera magia. Los racimos son cuidadosamente despalillados y las uvas, sometidas a una fermentación controlada, revelan sus sabores y aromas únicos. Este proceso es seguido de cerca por nuestros enólogos, quienes supervisan cada paso para asegurar la máxima expresión de la fruta.

La crianza en barricas de roble es un capítulo crucial en la historia de nuestros vinos. Durante 8 meses, las barricas imparten complejidad y suavidad, añadiendo capas de aromas como vainilla y toques sutiles de madera. Este período de reposo transforma el vino en una obra de arte líquida.

Finalmente, llega el momento del embotellado, donde cada botella es llenada con el esmero que define a Guardia Vieja. Nuestra etiqueta, testigo de nuestra historia, sella cada botella, lista para ser compartida y disfrutada en momentos especiales.

Así, desde la cosecha hasta el embotellado final, en Guardia Vieja elaboramos vinos que capturan la esencia de Mendoza, reflejando nuestra dedicación a la excelencia enológica en cada sorbo.